Estrés” y “burnout” son dos palabras que suelen mencionarse con frecuencia en el entorno organizacional y, aunque ambos conceptos están relacionados con la presión laboral, sus diferencias son significativas tanto en su naturaleza como en su impacto.
“Estrés” y “burnout” son dos palabras que suelen mencionarse con frecuencia en el entorno organizacional y, aunque ambos conceptos están relacionados con la presión laboral, sus diferencias son significativas tanto en su naturaleza como en su impacto.
El estrés laboral es una respuesta inmediata y transitoria ante las exigencias del trabajo que superan las capacidades de la persona en un momento determinado, explica Jazmín Guzmán, docente de la carrera de Psicología de la Universidad Franz Tamayo, Unifranz.
“Es una respuesta física, emocional y mental a las demandas laborales que sobrepasan las capacidades de la persona. Se trata de un estado transitorio que surge cuando una persona percibe que no puede cumplir con las expectativas o demandas del trabajo en un momento dado”, explica la profesional psicóloga.
Este estado genera síntomas agudos como ansiedad, irritabilidad, fatiga, falta de concentración e incluso frustración. No obstante, estos síntomas suelen ser temporales y desaparecen cuando las demandas disminuyen o cuando la persona se toma el tiempo para descansar y recuperarse.
En contraste, el burnout, o síndrome de desgaste profesional, es una condición más grave y prolongada que se desarrolla como resultado de un estrés laboral no gestionado durante un largo periodo de tiempo.
A diferencia del estrés, el burnout no es una respuesta momentánea, sino un estado crónico de agotamiento físico, emocional y mental. Sus síntomas incluyen un agotamiento extremo, cinismo o desapego hacia el trabajo, una disminución marcada de la motivación y una sensación de ineficacia profesional que afecta la autoestima.
Según la psicóloga, no solo implica fatiga; el burnout va más allá, afectando profundamente tanto a nivel personal como profesional. Las personas que sufren burnout suelen perder el interés por su trabajo, experimentar una apatía total hacia sus responsabilidades laborales e incluso desarrollar problemas de salud.
En enero de 2022, la OMS reconoció el síndrome de burnout como enfermedad profesional debido a las características que motivan su aparición. Se estima que cada año se pierden 12.000 millones de días de trabajo debido a la depresión y la ansiedad, lo que cuesta a la economía mundial casi un billón de dólares.
Por ese motivo, en el marco de las directrices mundiales sobre la salud mental en el trabajo, la OMS recomienda medidas para hacer frente a los riesgos para la salud mental, como la gran carga de trabajo, los comportamientos negativos y otros factores que generan angustia en el trabajo, síntomas característicos del burnout.
“Por primera vez, la OMS recomienda la formación de los directivos para que puedan prevenir los entornos laborales estresantes y responder a los trabajadores que sufren”, reflexiona el organismo internacional.
El Informe Mundial de Salud Mental de la OMS, publicado en junio de 2022, muestra que de los mil millones de personas que viven con un trastorno mental en 2019, el 15% de los adultos en edad de trabajar experimentaron un trastorno mental. El trabajo amplifica problemas sociales más amplios que afectan negativamente a la salud mental, como la discriminación y la desigualdad. La intimidación y la violencia psicológica (también conocida como «mobbing») son las quejas clave de acoso laboral que tienen un impacto negativo en la salud mental. Sin embargo, hablar o revelar la salud mental sigue siendo un tabú en los entornos laborales de todo el mundo.
¿Cómo superar el burnout?
Mientras el estrés puede superarse con descanso y manejo adecuado, el burnout requiere cambios significativos en la vida laboral y personal, así como un esfuerzo organizativo para prevenir que otros empleados lleguen a ese punto.
La Organización de Servicios Directos Empresarios (OSDE), una red de servicios médicos asistenciales de Argentina, menciona nueve consejos para prevenir el síndrome de burnout:
1 Realizar actividad física
2 Conectar con el ahora (meditación, yoga)
3 Generar encuentros con nuestros seres queridos
4 Evitar la sobrecarga de trabajo
5 Facilitar la ejecución de las tareas diarias
6 Promover programas de rutinas saludables
7 Flexibilizar los turnos y horarios de trabajo
8 Realizar evaluaciones periódicas de estrés
9 Brindar programas de ayuda psicológica
La clave para evitar el burnout es reconocer y gestionar el estrés antes de que se vuelva crónico. Las organizaciones tienen la responsabilidad de generar un ambiente de trabajo saludable, ofreciendo apoyo y fomentando el equilibrio entre la vida personal y profesional. En un mundo laboral tan competitivo, es fundamental comprender y atender estos problemas para proteger el bienestar de los trabajadores.
Fuente: El Deber